Hoy en día, las empresas madereras, cafetaleras y de caucho del pasado han sido reemplazadas por prósperas industrias de oro y carne, cuyas ganancias han crecido más del 400 por ciento en los últimos 10 años. La mayor parte de la carne bovina de Nicaragua va a los Estados Unidos, donde las empresas se hacen de la vista gorda ante las violaciones de los derechos humanos en el país.
En 2012, co-fundé Misión Bosawas, un movimiento ambientalista que trabajó en estrecha colaboración con líderes y jóvenes indígenas para crear conciencia sobre su lucha y su papel en la protección de las últimas extensiones de bosque tropical que quedan en Nicaragua. Llevamos a estudiantes universitarios a comunidades indígenas en lo profundo de la selva y también aprovechamos el poder del cine para llevar las voces de los pueblos indígenas a todos los rincones del país. El canto de Bosawas, un largo documental, que co-dirigí con Brad Allgood, se convirtió en el documental nacional más visto en la historia del cine nicaragüense, atrayendo a decenas de miles de personas a salas de cine y presentaciones públicas en todo el país.
Inmediatamente después de El canto de Bosawas, Brad y yo elegimos emprender un proyecto más grande con el objetivo de contar la historia de los pueblos Rama y Kriol y denunciar la negligencia del gobierno y su complicidad con las violaciones de derechos humanos de las poblaciones indígenas y afrodescendientes, los asentamientos ilegales y la destrucción de areas de protegidas, y la venta de ganado ilegal. Este es el tema principal de mi última película, PATRULLAJE.
PATRULLAJE cuenta la historia de los guardabosques indígenas Rama y Kriol que luchan por proteger su territorio y su forma de vida, realizando patrullajes en los bosques vírgenes de la Reserva Biológica Indio Maíz en Nicaragua, una de las extensiones más grandes de bosque tropical al norte de la Amazonia.
Su objetivo es detener la creciente afluencia de ganaderos ilegales que están arrasando el bosque a un ritmo alarmante. Estos colonos a veces están vinculados a poderosas redes de tráfico de ganado y tráfico de tierras, y operan con total impunidad, gracias a que el gobierno permite sus actividades.
En el transcurso de 6 años, durante la filmación de PATRULLAJE, llegué a conocer de cerca a los hombres y mujeres que están al frente de la lucha para salvar sus tierras ancestrales. Una labor que pone sus vidas en peligro. Pero siguen adelante, impulsados por su amor por la naturaleza y la comunidad. Son personas fuertes, admirables y el mundo necesita conocer su historia.
Me preocupa profundamente mi país y su gente, al igual que me preocupa el medio ambiente. Lo que está sucediendo en Nicaragua es un microcosmos de la lucha global para salvar las selvas tropicales del planeta y proteger a las comunidades indígenas. La labor de los guardabosques ofrece un camino a seguir para otras comunidades indígenas del mundo.
Desde 2018 la situación de las comunidades indígenas ha empeorado, cuando el gobierno reprimió violentamente un levantamiento ciudadano que provocó la muerte de 355 personas y el encarcelamiento de miles de manifestantes. Debido a la violencia y la recesión económica, más de 250.000 nicaragüenses han huido del país y decenas de activistas y ecologistas como yo nos hemos visto obligados a salir al exilio. En febrero de 2023, el régimen de Ortega me despojó de mi ciudadanía, confiscó mi casa en Nicaragua y me acusó de traición a la patria, junto a otros 93 nicaragüenses que trabajamos en la defensa de derechos humanos.
Mi esperanza es que PATRULLAJE cause indignación y motive a las personas a actuar para proteger Indio Maíz y detengamos la ganadería ilegal que se alimenta del bosque.